
Relato de una experiencia reveladora: Mi encuentro con el agua
Os quiero compartir una experiencia reveladora que ha supuesto un segundo punto de inflexión en mí vida, mi encuentro con el agua durante la práctica de Watsu®.
De esto hace ya algún tiempo, sucedió en Estepona-España, durante la realización de mi primer curso de Watsu® básico.
En mi memoria todavía conservo muchas imágenes de aquél momento, pero sobre todo lo que aún hoy llevo grabado a fuego es una suerte de Afirmación surgida de lo más profundo de mi Ser. Una especie de “Certeza” emergió no desde la cabeza, sino de una profunda experiencia corporal.
“Nunca como en el Agua he tenido tanta Tierra”
Cuando digo CERTEZA me refiero a ese tipo de “conocimiento” que me produce la Poesía, aquella que te conmueve desde las entrañas.
Graciela Baquero, una maravillosa poetisa escribió: “Lo poético, es aquel estado que produce certeza a través de la emoción. Es fácil de reconocer, sucede en contadas ocasiones, cuando una lee, escucha, ama, contempla, hace, en fin vivencia algo que despierta en la persona una emoción primigenia y sorpresiva. Es algo muy especial: el cuerpo se emociona, pero sin desorden, sintiendo por unos instantes, una misteriosa comprensión. Es por tanto, una forma de conocimiento; un hallazgo que nos aporta datos ciertos con su presencia sobrecogedora”.
Encuentro que las palabras escritas por esta poetisa definen exactamente el tipo de “conocimiento” al que hacía referencia.
Y fue así, que surgieron espontáneamente esas palabras para expresar un sinfín de sensaciones corporales, de alineación, de conexión, sintiendo el “tener Tierra como tener Centro”, estar centrada, presente, en un ambiente fluido y cambiante como es el agua.
Con este hallazgo, comprendí literalmente la importancia de que el terapeuta esté en su Centro, ofreciendo el don de su presencia y la disponibilidad para sostener la experiencia del otro.
En aprendizaje del Watsu® básico
En mis primeros pasos del aprendizaje de la técnica del Watsu®, me costaba mucho mantener los pies en el mismo lugar y moverme desde el Centro con mi receptor en los brazos.
Esta dificultad, para mí ha sido muy clarificadora de lo que significa Ser terapeuta y del compromiso para con una misma y por consiguiente con los demás en el proceso terapéutico.
Técnicamente, sostener adecuadamente a una persona en los brazos ofreciendo el espacio necesario para que sea tal cual es, expanda su respiración, y experimente la libertad de movimientos, requiere que el terapeuta este en su centro con los pies anclados en el mismo lugar transfiriendo el peso de su cuerpo de un lado al otro.
Este aspecto es muy importante, si los pies se mueven de lugar es muy probable que el terapeuta pierda el centro y se mueva desorganizadamente por la piscina, simbólicamente es “como irse con la historia del otro” y esto a mi criterio en un proceso terapéutico es ineficaz.
Watsu® avanzado y más
En el aprendizaje de los siguientes niveles del Watsu®, sí que hay un cambio y los pies se mueven dependiendo de la sesión que se plantee, pero ya este “centro” esta interiorizado en el terapeuta ofreciendo el regalo de la Presencia como ese ancla sus los receptores.
Para una persona como yo, que hasta ese momento todo el bagaje profesional se había desarrollado en el ámbito de las terapias manuales fuera del agua, atravesar por esta experiencia vivencial tan nutritiva cambió mi forma de ver y sentir las cosas.
También fue una gran lección de Humildad, da lo mismo cuantos títulos, o formaciones se tengan previamente, de lo que se trataba es de SER y NO hacer, desaprender lo aprendido y abrirse a la experiencia de ser sostenidos, abrazados y tocados por el Agua.
Hoy me encuentro, mirando hacia atrás, honrando mi proceso y compartiendo lo que ha sido para mí el aprendizaje de esos primeros pasos en el Watsu®.
Instructora de Watsu®
Desde este nuevo punto, ya como Instructora de Watsu® básico en formación, estoy muy feliz de poder acompañar a futuras generaciones de terapeutas acuáticos a sumergirse en el fascinante mundo de esta disciplina que tanto amo.
Siempre estaré agradecida a Harold Dull, ese maravilloso poeta, Terapeuta de Zen Shiatsu y creador del Watsu® por su visión y el gran regalo que nos ha legado.
¿Te animas a dar tus primeros pasos el Watsu®?
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